Para los que no lo saben, en México tenemos solo 6 días de vacaciones y aparte solo te los dan hasta que cumples 1 año completo de trabajo. Yo no sabía esto hasta que me gradué de la universidad y comencé a trabajar de Godinez (para los que no estén familiarizados con este término, así les llamamos a los oficinistas en México). Pero lo importante es que tener solo 6 días de vacaciones al año siempre me ha parecido un verdadero abuso, un insulto, una tortura y una total pesadilla. Después de todo, ¿qué diablos puedes hacer con 6 días de vacaciones al año?, olvídate de ir a Europa, para eso necesitas 1 día para llegar y 1 día para volver, únicamente en el traslado ya se te fueron 2 días y ya solo te quedan 4 miserables días para tratar de conocer algo a la velocidad de la luz. De verdad que esto es la esclavitud moderna.
Algunos me dirán que el esquema de los 6 días es bueno y mejora dependiendo del tiempo (décadas) que dures trabajando en la misma empresa. La realidad es que se pone mucho peor. Te explico a continuación cómo funciona el retorcido esquema: después de obtener los 6 días de vacaciones, por cada año adicional que cumplas en ese mismo trabajo, te dan otros 2 días más, hasta llegar a 12 días. Después de eso aumentan 2 días más por cada 5 años de servicio adicional en la misma empresa.
Es muy importante hacer énfasis que esto aplica siempre y cuando permanezcas sin moverte como un árbol en la misma empresa. Si te mueves de empresa empiezas de cero otra vez. A continuación te dejo una tabla en donde se aprecia cómo van evolucionando tus días libres y en donde, quizá, después de trabajar 25 años en la misma empresa, pudieras obtener una cantidad de días un poco decente, aunque tampoco la gran cosa. Y recuerda que si renuncias a la empresa, te corren o simplemente deseas dedicarte a otra cosa en la vida, tu cuenta de días comienza en 6 otra vez.
Además, por si fuera poco, en otros países del mundo (e incluso en países de Latinoamérica que son similares a México en muchas cuestiones), el esquema de vacaciones es radicalmente diferente. En Panamá por ejemplo, cuentas con 30 días de vacaciones justo después de un año de trabajo. En México ni siquiera trabajando toda tu vida en una misma empresa podrías llegar a igualar esa cantidad de días. Es completamente imposible. Revisa de nuevo cómo funciona la tabla de arriba y dime si en México sería alcanzable tener 30 días de vacaciones en algún momento de tu vida. Y Panamá no es el único ejemplo de Latinoamérica que tiene ese privilegio, de hecho, desafortunadamente, México está en el último lugar de la lista en cuanto a vacaciones como podrás observar en el siguiente listado:
- 30 días de vacaciones después de un año de trabajo: Brasil, Cuba, Panamá, Nicaragua, Perú
- 20 días de vacaciones: Uruguay
- 15 días de vacaciones: Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Venezuela, Haití
- 14 días de vacaciones: Argentina, República Dominicana
- 12 días de vacaciones: Paraguay, Guyana, Surinam
- 10 días de vacaciones: Belice, Costa Rica, Honduras, Jamaica
- 6 días de vacaciones: México
Es esclavitud moderna. Pura y salvaje. Y es una verdadera lastima que como empleado tengas que aceptar estas condiciones infrahumanas (yo mismo tuve que aceptarlas por más de 10 años). Y no estoy diciendo que en países como Panamá o como en Brasil no se deba buscar una mayor libertad. Claro que se debe buscar. Esa debe ser tu meta máxima y al final uno de los objetivos del estilo de vida de un Nómada Digital es precisamente el poder combinar tu trabajo con los viajes, las aventuras y los tiempos de ocio.
Sin embargo, en países como México buscar esa libertad es prácticamente un caso de vida o muerte. Y no estoy exagerando. Yo estaba literalmente muriendo por dentro con cada día que tenía que postergar mis sueños para poder levantarme temprano, salir corriendo a tomar el metro y comer cualquier porquería de camino para poder llegar a tiempo y sentarme en el mismo escritorio de la misma oficina, del mismo edificio, viendo a la misma gente y todo durante 8 horas seguidas para que, al día siguiente, hiciera otra vez exactamente lo mismo.
Es horrible. Es muy frustrante. Y créeme que te entiendo a la perfección. Yo estuve allí. Yo lo viví en carne propia. Y el hecho de tener solo 6 días de vacaciones al año realmente me obligó a postergar muchos viajes que me hubiera encantado hacer cuando era más joven. Fue muy triste. Incluso me pone triste recordarlo porque, como podrás darte cuenta, viajar es una de mis mayores pasiones, es una de las cosas que más me gusta hacer, es algo que verdaderamente disfruto con toda el alma, así que créeme que me dolió bastante el hecho de tener que limitarme en ese aspecto y postergar indefinidamente mis sueños de viajar y ser libre.
Sonará muy dramático pero para soportar ese sufrimiento muchas veces hasta tuve que auto lavarme el cerebro y aceptar que los viajes los realizaría después, en el futuro, cuando llegara un mejor momento. Tenía que darme esperanzas aunque obviamente muy dentro de mí sabía que ese momento jamás llegaría si seguía siendo empleado con 6 días de vacaciones.Era necesario un cambio radical en mi vida y afortunadamente la pandemia del covid19 me ayudó a abrir los ojos. Es innegable que la pandemia tuvo muchos efectos negativos en la sociedad pero también tuvo sus aspectos positivos que se pueden aprovechar así como lo hice yo. Para empezar me pude dar cuenta que la vida es frágil y que tenemos un tiempo muy limitado como para no aprovecharlo al máximo. Es algo obvio pero créeme que muchas personas ni siquiera están conscientes de este punto (o se nos olvida y es necesario recordarlo de vez en cuando).
Además, me pude dar cuenta que no podía seguir postergando más mis sueños porque las cosas en lugar de mejorar iban de mal en peor. Cada vez me hacía más viejo. Cada vez era más probable que me diera alguna enfermedad. Cada vez me hacía más amargado. Cada vez tenía más responsabilidades que me obligaban a permanecer en el mismo sitio. Cada vez había más obstáculos y cada vez las cosas me daban más miedo. La pandemia representó para mí un punto de inflexión. Un punto de quiebre. Cuando explotó todo el caos colectivo me pude dar cuenta que tenía que tomar acción y tomar una responsabilidad sobre el rumbo al que quería dirigir mi vida, no podía seguir dejándome llevar por la marea o simplemente esperar a que me cayera un milagro del cielo porque obviamente no sucedería.
Llevaba ya muchos años esperando ese milagro y en realidad pasaba todo lo contrario así que eso ya no era una opción. Muy dentro de mí sabía que el momento de cambiar había llegado. Y así fue. La pandemia me abrió los ojos y me ayudó a darme cuenta que muchas de las cosas que hacemos en el día a día encerrados en una oficina, realmente se pueden hacer a distancia. Me pude dar cuenta que el trabajo de oficina se puede hacer de igual forma (o hasta mejor) desde la comodidad de tu casa, desde algún restaurante, una cafetería, un coworking o prácticamente desde cualquier parte que se te ocurra. Fue como quitarme la venda de los ojos. Fue maravilloso y quizá era algo que ya muchos sabíamos pero no teníamos la fuerza como para hacerlo realidad.
La pandemia en ese sentido fue una bendición. Nos obligó a dar ese gran salto. Nos obligó a cambiar. Nos obligó a salir de nuestra zona de confort. Nos obligó a evolucionar como individuos y como sociedad. Nos obligó a adoptar de forma masiva el trabajo remoto y a poder medir sus excelentes resultados. La pandemia representó para mi el rotundo final de los 6 días de vacaciones al año porque ahora sé que puedo trabajar desde cualquier parte del mundo sin ningún problema, para empresas que ni siquiera son de mi país de origen y generando mejores resultados y mejores ingresos que cuando estaba encerrando y muriendo lentamente dentro de una oficina.
Y lo mejor de todo es que ahora se puede hacer de manera simultánea con los viajes. De verdad pareciera que estoy de vacaciones siempre. Y la verdad es que sí. Dentro de mi mente estoy de vacaciones todo el tiempo, ya no solo durante 6 miserables días al año. Y eso me hace inmensamente feliz y productivo. Con decirte que este mismo artículo lo estoy escribiendo desde un restaurante en Ankara, la capital de Turquía. Tengo la oportunidad de combinar el trabajo con el hecho de vivir experiencias únicas e inolvidables. Conociendo nuevos lugares, nuevas culturas, nuevas personas y disfrutando de la vida al máximo. Así que por favor no te conformes con los 6 días de vacaciones al año, ya no hay necesidad de soportar eso. Ya no hay necesidad de vivir dentro de esa esclavitud. Te invito en verdad a que tomes ventaja de la tecnología y de las nuevas maneras de trabajar para que logres ser una persona más libre y puedas por fin poner en marcha la realización de tus sueños. ¡Recuerda que nunca había sido tan buen momento como lo es ahora!.
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