zona de confort

Cuidado con la Zona de Confort

Una de las cosas que más agradezco de haber tomado la decisión de convertirme en Nómada Digital de tiempo completo, es que por fin pude salir de esa tóxica zona de confort en la que había estado encerrado durante años (prácticamente durante todos mis 20’s) y que me estaba consumiendo lenta y dolorosamente desde lo más profundo de mi alma. Lo peor y más triste del caso es que yo ni siquiera era consciente de ello. Así que si tú estás leyendo esto muy seguramente no es por casualidad. 

Pero a todo esto, ¿qué es la zona de confort?, bueno, la zona de confort básicamente representa todo aquello que conoces muy bien, todo aquello que ya das por sentado y que te es sumamente familiar. Representa todas aquellas cosas que aceptas sin cuestionarlas no necesariamente porque te hagan bien o porque sean la mejor opción para ti, sino porque las conoces a la perfección, tienes control sobre ellas y al repetirlas día con día, durante años o décadas, se convierten incluso en parte de tu propia identidad. Y como podrás imaginar, cambiar algo que ya hasta forma parte de tu identidad no es nada fácil. 

Todos tus hábitos, tus creencias, tu conocimiento, tus rutinas, tus habilidades, tu profesión, tus pasatiempos, tus comportamientos, las personas que frecuentas, los lugares que frecuentas, tu actitud, la forma en la que resuelves los problemas, todo ello forma parte de tu zona de confort. Lo importante aquí es que seguramente hay muchas cosas que forman parte de tu zona de confort y que al mismo tiempo son desagradables para ti (pero tolerables) y simplemente las repites por inercia, por reflejo, en piloto automático sin darte cuenta que pueden estar haciéndote un gran daño. 

Pelear todos los días con tu pareja es desagradable pero tolerable y lo haces porque es lo que conoces. Estar todos los días atascado en el tráfico durante 2 horas es desagradable pero tolerable y lo haces porque es lo que conoces, escuchar los gritos de tu jefe en la oficina es desagradable pero tolerable y lo haces porque es lo que conoces, vivir en una ciudad peligrosa es desagradable pero tolerable porque siempre has vivido allí y es lo que conoces, estar durante años en el mismo trabajo que no te gusta es desagradable pero tolerable y lo haces porque es lo que conoces, convivir con un familiar que te cae mal es desagradable pero tolerable y lo haces porque es lo que conoces, tomar el metro o el transporte público aun y cuando va lleno de gente y apenas puedes respirar es desagradable pero tolerable y lo haces porque es lo que conoces. En fin, creo que has entendido el punto al que trato de llegar.   

Y no me malinterpretes, no expongo estas cosas por querer criticar, al contrario, todas fueron parte de mi propia zona de confort hace algunos años. Y la verdad es que me estaban destruyendo por dentro, en lo profundo de mi alma sabía que no podía repetir esos mismos patrones por siempre, sabía que tenía que haber algo más. Afortunadamente llegó un punto en mi vida en el cual las cosas que eran desagradables pero tolerables, ya no pudieron ser tolerables por más tiempo y eso me empujó a buscar un cambio. Recuerdo mucho un día en el cual, como de costumbre, iba camino a la oficina en el metro de la Ciudad de México, lleno de gente, de pie contra la ventana, con varias personas empujándome por el poco espacio que había, cuidando mis pertenencias para que no me las robaran (ya me habían robado mi celular meses atrás), y pude ver mi reflejo en uno de los cristales. Fue lo más triste que me había pasado en muchos años. Me veía demacrado. Sin vida. Me veía destruido. Me pude dar cuenta que mi mirada estaba apagada, vacía, muerta. 

Y lo peor del caso es que la gran mayoría de las personas que estaban a mi alrededor se veían igual. Me empecé a fijar en sus ojos y todos tenían la mirada muerta. Sin esperanzas. Sin ilusiones. Consumidos dentro de su rutina en la que seguramente llevaban años. Una rutina que seguramente era muy desagradable pero aún estaba dentro de un estándar tolerable como para buscar cambiarla. La verdad es que la mirada de una persona te puede decir mucho sobre cómo se siente, sobre lo que está pensando, sobre sus sentimientos, la mirada nunca miente, al final los ojos son el espejo del alma. Y con esa mirada muerta me daba cuenta perfectamente que no estaban disfrutando para nada estar donde estaban. Y me incluyo. Yo no lo estaba disfrutando. Yo también tenía esa misma mirada muerta y vacía igual que ellos. Pero en mi caso ya no fue tolerable. Tenía que cambiar y buscar alternativas que me permitieran encontrar nuevos horizontes y nuevas formas de vivir. No podía quedarme allí más tiempo. No podía seguir viendo mi reflejo demacrado. No podía permitir que todas mis ilusiones y mis sueños murieran, sin siquiera haber intentado algo diferente. 

Definitivamente para mejorar esa situación tenía que salir de mi zona de confort lo antes posible. Tenía que aprender cosas nuevas, tenía que mejorar mis habilidades, tenía que buscar nuevos trabajos, nuevos negocios, nuevas formas de ganar dinero, tenía que mejorar mis hábitos, tenía que mejorar mi actitud hacía la vida, dejar de quejarme, dejar de hacerme la víctima, dejar de perder el tiempo en chismes, debía cambiar mi círculo de amistades, debía limitar el contacto con familiares tóxicos, tenía que comenzar a cuestionar todo, dejar de ver televisión, dejar de ser una persona negativa, debía comenzar a alimentarme mejor, a ir al gimnasio, salir a correr, practicar algún deporte, tenía que ir a cursos sobre temas diferentes a mi carrera, aprender sobre finanzas, sobre desarrollo personal, sobre el manejo de las emociones, tenía que dejar de dormir tanto, tenía que dejar de postergar las cosas, tenía que dejar de tener miedos, dejar de pensar en “el que dirán”, dejar de pensar que querer mejorar o salir adelante en México (y en Latinoamérica) es sinónimo de arrogancia, tenía que comenzar a confiar en mí mismo, mejorar mi autoestima, leer más libros, pensar que sí era posible un cambio positivo y dejar de perder el tiempo. 

Y es que básicamente salir de tu zona de confort es eso. Implica cambios profundos. Implica hacer cosas que van a representar todo un reto para ti. Cosas que muy probablemente te van a incomodar en un principio porque no tendrás control sobre ellas ya que apenas estarás aprendiendo. Será un territorio nuevo e inexplorado para ti. Pero lo más interesante es que si deseas progresar, convertirte en tu mejor versión y alcanzar cosas grandes, extraordinarias y asombrosas en tu vida, tienes que dar el paso. De hecho, si quieres lograr cosas grandes tendrás que estar el menor tiempo posible dentro de la zona de confort. Recuerda que de tu zona de confort no saldrá nada, solo obtendrás más de lo mismo. Y eso ya debería ser suficiente motivo para intentarlo. 

Dar ese paso será duro, será difícil, pero créeme que valdrá la pena. Una vez que estés fuera de la zona de confort, llegarás a lo que se llama “zona de aprendizaje” o “zona de crecimiento”. Cualquier cosa nueva que estés intentando en tu vida, cae en esta categoría. Cualquier cosa a la cual no estés acostumbrado y familiarizado, cae en la zona de aprendizaje. Aprender un nuevo idioma, viajar a un país al que nunca has ido, hacer nuevos amigos, cambiar de trabajo, cambiar de profesión, mudarte de ciudad, tomar un curso para aprender a hablar en público, comenzar a ir al gimnasio, abrir un canal de Youtube, en fin, hay miles de cosas que pueden llevarte a la zona de aprendizaje y esta zona es realmente hermosa. Es donde tus capacidades se multiplican y donde se abre tu mente a diferentes posibilidades que quizá antes nunca se te hubieran ocurrido. Y lo mejor de todo es que tu zona de confort no desaparece, sino que se expande. 

Hay personas realmente apasionadas por la zona de aprendizaje (me incluyo) y tratan de permanecer en ella el mayor tiempo posible. Puede en ocasiones ser agotador, después de todo tendrás a tu cerebro trabajando a mil por hora en lugar de tenerlo en piloto automático como sucede en la zona de confort, pero no hay porque tener miedo, recuerda que siempre podrás volver a tu zona de confort cuando necesites recargar pilas, cuando quieras contemplar el avance obtenido y cuando necesites un descanso para después regresar a la zona de aprendizaje con más fuerza que nunca. Además ten en cuenta que muchas cosas de las que aprendas, pronto formarán parte también de tu zona de confort y ese proceso créeme que es realmente hermoso y otorga una satisfacción de otro mundo. 

Más allá de la zona de aprendizaje existe otra zona llamada “zona de pánico” o también conocida como “zona mágica”. Es una zona solo apta para personas valientes y es donde realmente ocurren cosas extraordinarias incluso fuera de tu imaginación. ¿escribir un libro?, ¿abrir un negocio?, ¿convertirte en conferencista a nivel mundial?, ¿montar una tienda en línea que te genere miles de dólares de ingresos al mes?, ¿ser el Youtuber más famoso en tu nicho? ¿convertirte en nómada digital y vivir en un país diferente cada mes?, ¿convertirte en un deportista de élite?, todas estas son cosas grandiosas pero requieren de mucho aprendizaje y de habilidades excepcionales (que solo obtendrás si te aventuras por la zona de aprendizaje) y, eventualmente, la idea es llevar todo eso aprendido a la zona mágica para ahora sí comenzar a materializar tus sueños y conseguir elevar tu vida a un siguiente nivel.

Recuerda que es muy bonito aprender cosas nuevas (en la zona de aprendizaje) pero lo mejor es darle siempre un propósito a todo lo que aprendes (llevar esas habilidades a la zona mágica), ya que no te va servir de mucho el nuevo aprendizaje que obtengas si nunca te atreves a ponerlo en práctica. Ten mucho cuidado porque cuando intentes ingresar en la zona mágica es cuando más personas aparecerán a tu alrededor para tratar de detenerte. Aparecerán muchos “amigos”, familiares, compañeros de trabajo e incluso desconocidos en las redes sociales que te dirán hasta el cansancio que debes parar. Te dirán que es peligroso, te dirán que las cosas no saldrán como tú esperas, te dirán que es demasiado riesgo, te dirán que perderás todo lo que tienes, te dirán que no tienes las habilidades necesarias, te dirán miles de motivos y razones por las cuales debes parar, incluso te insultarán con tal de detenerte, te dirán que eres un arrogante y un egoísta por tratar de hacer cosas diferentes, por hacer cosas que vayan en contra de lo que espera de ti la familia, por hacer cosas que vayan en contra de lo establecido, en contra del bien común, en contra del status quo.

Mi mejor recomendación para estos casos es que simplemente los ignores. Sigue tu camino. Avanza aun con la crítica encima. Recuerda que las personas que intentarán desanimarte son personas que jamás han transitado ellas mismas por la zona mágica y obviamente no vale la pena escucharlos. Por ejemplo, si estás intentando abrir un canal de YouTube obviamente alguien que tiene 10 millones de seguidores jamás te dirá que no es posible. Solo las personas que jamás han abierto un canal de YouTube te dirán que es una locura. Y lo mismo aplica para cualquier otra cosa que quieras crear dentro de la zona mágica. Cuando escuches un comentario que intente desanimarte lo mejor es que primero te preguntes a ti mismo, ¿esta persona que me está criticando que ha hecho?, y con eso créeme que tendrás en tus manos un filtro bastante poderoso. Así que bueno, ahora que ya conoces las 3 zonas por las cuales puedes transitar a lo largo de tu vida (zona de confort, zona de aprendizaje y zona mágica), es tu decisión muy personal elegir en qué zona te quieres posicionar. ¡Te deseo el mayor de los éxitos en todo lo que te propongas!.  

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